Este tapiz inspirado en la pedagogía Montessori lo confeccioné hace 2 años, justamente cuando a mi hija mayor le empezaron a interesar los botones. Por aquel entonces no era tan sensible a una crianza consciente como lo soy ahora, y después de mucho indagar encontré una publicación en el blog Para mi peque con amor de un tapiz de aprendizaje de vida práctica. Me pareció una maravilla, así que pensé lo que le podría interesar a la peque, reuní botones, cremalleras, cierres, cintas y un buen trozo de tela de fieltro. No me fijé si era demasiado grande para que ella lo pudiera manipular. No me detuve en la cantidad de cosas que ponía y lo cerca que las ponía entre ellas… lo hice con mucho amor pero un poco al tun tun.
Mi relación con este tapiz ha sido de amor-odio. Le tenía muchas expectativas, y como con tantas otras cosas realizadas a mano en casa, a veces son acogidas con interés y a veces no. Por suerte, lo han ido usando a ratos: en casa, en el coche, doblado, estirado… y actualmente lo usan 2 de mis hijas!! Oh yeah!!! Ahora, con perspectiva, he aprendido que:
- No hay que tener expectativas con nada que regales o entregues a alguien. Lo haces con amor, seguro que lo reciben con amor. Que lo usen o no, ya es cuestión de tiempo y de interés.
- Menos es más. Es decir, este tapiz cuenta con demasiadas propuestas, demasiados intereses, demasiados estímulos. Con 2 o 3 cositas ya era útil para practicar botones y cremalleras.
- Se mezclan actividades para desarrollos muy diferentes. No se tiene interés en abotonar y en hacer una lazada al mismo tiempo. Cada actividad llega a su debido momento, en nuestro caso, con casi 3 años de diferencia.
- El tamaño sí que importa 😉 Este tapiz es demasiado grande para que lo manipulen niños/as de 2 a 8 años aproximadamente.
Y por primera vez, aunque parezca mentira, enlazo a Menuda Inspiración 😉
Nieves
unamicamesijaesta
Nuria
unamicamesijaesta
Eva
unamicamesijaesta