Ease in to Motherhood – Maternidad y costura
Ease in to Motherhood es una iniciativa de tres blogueras (Mexican pink, Sew fearless y Seamstresserin) que proponen hablar en el mes de julio de todos los cambios físicos y psicológicos durante la maternidad y como encajamos en eso la costura.
He leido las historias de las organizadoras, de Maider, Naii y Vanessa de Hilos y más y cada historia me llegó de alguna forma u otra.
Aran mamando tras golpearse con una silla
En el Pirineo Aragonés este verano disfrutando del río.
Vamos de excursión en bici para encontrar moras u otros frutos ¡viñedos!
Descubrimos la casa misteriosa de mi infancia mientras vamos en bici
La relación entre maternidad y costura y crianza es estrechísima para muchas de nosotras, y de hecho, siempre leo historias de que muchas empezaron a coser justo cuando se quedaron embarazadas y preparaban las para el bebé.
La costura te conecta con las manos, esa parte de nuestro cuerpo tan denostada en los tiempos que corren y tan necesaria para el desarrollo psicológico y motriz de niños/as y adultas. De ahí que se despierten tantos instintos y habilidades adormilados en nuestro interior cuando estamos gestando un bebé. Y la costura te despierta tu creatividad, tu imaginación, un yo profundo y útil para generar proyectos propios.
Yo empecé a coser antes de quedarme embarazada, poco antes realmente. Y desde entonces la costura ha sido terapéutica para mi. Leer las historias de algunas mujeres que han participado en Ease into Motherhood me ha servido para darle forma y estructura a mi relación con la estructura y la crianza.
Pensar en proyectos de costura mientras duermo a las niñas me alivia los ratos incansables que he dedicado a dormirlas en sus siestas mañaneras, sus siestas al mediodía y sus sueños nocturnos y desvelos. Sí, ser una stay-at-home-mom ha sido una fase muy necesaria e intensa de mi vida (sobre todo porque parí a mi 3a hija cuando mi hija mayor todavía no había cumplido 4 años), y por ser tan intensa, el papel de la costura ha sido un privilegio exclusivo mío, mi ratito, mi refresco, una dedicación oxigenante. Me dedicaba a hacer algunos ejercicios hipopresivos fuera o dentro de casa, y luego… ¡a coser!, exprimiendo los minutos como también hacéis vosotras.
Mi pareja ha sido clave en todo esto, quien me ha dejado ratos por las tardes o por las noches para ponerme a coser, entre semana y fines de semana, animándome a ir al Sewing Camp u organizar el Sarao Meravelles.
En cuanto a mi cuerpo y la costura tras ser madre, lo más influyente en mi armario vital ha sido la lactancia prolongada y a tutti plen (tandem o a dos a la vez). Mientras viví en Barcelona me apañaba yendo con mis prendas de siempre, aquellas que fueran cómodas de levantar para dar el pecho o me ponía una camiseta interior y me levantaba la prenda de encima. Empecé a usar de nuevo sujetador (he estado años y paños sin tocar uno), pero sujetador de deporte puesto que no lograba acostumbrarme a aros ni mecanismos varios de los sujetadores de lactancia. Tuvo que ser la llegada de mi tercera hija la que me animara a coserme mis prendas de lactancia, ¿increíble verdad? Hasta ese momento simplemente pasaba y cosía ropita para las niñas o para mi… Aquí ya vivía en Aranjuez donde los inviernos son más fríos, así que no tuve excusa. Jerséis rainbows con cremallera y camisetas cruzadas (Shirt oder kleid), incluso he usado abrigo de lactancia (eso sí, comprado), y ahora me pregunto cómo podía apañarme con forros polares y mantas enrollando a la bebé (me gusta recordar que se puede vivir con bastante menos).
Otro factor determinante en mi cambio de vestimenta es el mero hecho de ir cómoda todo el día. Antes usaba muchas faldas y vestidos, ahora esta prenda casi no existe en mi armario a menos que pueda dar el pecho y no me resulte imposible ir a un parque y sentarme en un arenero. También me he acostumbrado a llevar pantalones con bolsillos para poder guardar las llaves del coche y cositas de las niñas. Ahora bien, siempre necesito llevar un bolso o mochila igualmente. En ocasiones he pensado que la riñonera sería mi amiga ideal como en mis tiempos grunges, pero al usar la mochila de porteo lo veo incompatible. Todavía pienso que debería desechar mis antiguas mochilas y hacerme una bien chula y práctica como las de mi amiga Helena de Maquinandopatrones y tantas otras que coséis complementos maravillosos.
El calzado ha sido mi gran enemigo durante embarazos y postpartos con porteo. He tenido que dejar cualquier tipo de sandalias y botines y casi de todo (yo antes era “algo descomplicada” le llamo yo pero tenía calzado variado) porque tuve varias fascitis plantares. Eso es inflamación de las fascias, un tendón que se encuentra en la planta del pie. Me dolía muchísimo, así que hice con calzado de montaña y sandalias deportivas para mi día a día aunque no pegue con la vestimenta.
Todo esto porque ser madre consiste en adaptarse a las nuevas condiciones aunque la mayoría de la sociedad no valore el papel que desarrolla una mujer por el bien de la humanidad: reproducirse, modificar su estatus de vida, transformar su cuerpo y psicología, dejarse de cuidar física y emocionalmente por muchos años, comer peor, perder y ganar capacidad de sueño, cagar peor por las almorranas, soñar menos de noche por las preocupaciones…
Y también, soñar más de día por los proyectos en familia y proyectos individuales de costura, inventarte historias que contarles a las criaturas mientras tú eres la primera en dormirte, enseñarles a hacerte un masaje en los pies, dejarte acariciar el rostro mientras les enseñas las partes del mismo,…