Sabéis que llevo bastantes semanas sin publicar y la mayoría os imaginaréis porqué… Tener 3 criaturas comprendidas entre los 4 años y 4 meses hacen que el día tenga muy pocas horas, y el sueño no me deje concentrarme frente a una pantalla de ordenador (a parte de que ya no me apetece como antes…). Pero hoy tengo un motivo esencial para escribir.
Hace unos días leí en Tigriteando que pronto se celebraría el XIII Congreso de FEDALMA (Federación Española de Asociaciones Pro-Lactancia Materna), y que para darle difusión la Asociación Oro Blanco, anfitriona este año, había organizado el Carnaval de Blogs para promover la lactancia materna en la blogosfera. El lema este año es “Lactancia materna: cimientos de una sociedad sana”, y tendrá lugar en Ciudad Real el 15 y 16 de abril.
En el participarán grandes expertos y expertas en temas relacionados con la lactancia, como por ejemplo , Diego Hernández, neonatólogo, que hablará sobre ‘Epigenética y lactancia materna, el mejor inicio para cambiar el mundo’, o Pamela Morrison, IBCL. (Traduce al castellano Carmela Baeza), con una conferencia sobre ‘Making Milk: Cómo optimizar la producción de leche’… Y un sinfín de temas de actualidad se tratarán desde distintas ópticas. Si quieres conocer los detalles del Congreso, aquí tienes el programa y la información sobre las inscripciones.
Antes de nada, quiero sincerarme diciendo que me sorprende enormemente que en esta llamada carnavalera a hacer difusión de la lactancia materna en la bloguesfera, que va ligada a poder ganar una inscripción en el Congreso, sólo 4 personas hasta el momento, a 4 días de finalizar el concurso, hayan publicado y vinculado en Tigriteando. Yo pensaba que la lactancia materna era una cuestión muy relevante y ligada a la crianza natural y que a blogueras y blogueros les resultaba interesante compartir experiencias personales, pero será por circunstancias que desconozco, no me ha parecido que esté habiendo en las redes sociales la participación que merece tal evento.
EL ORIGEN

Javier, Abril, Montse y Lluna (noviembre de 2013)
Como ya sabéis quienes me seguís, nuestra historia de maternidad/paternidad está íntimamente ligada a la lactancia materna, diría que aunque no sea “El Tema Principal” de las entradas en el blog, es tan esencial como que el nombre del blog se lo di gracias a una situación hermosa de lactancia, la imagen del blog también, y mi mente y tiempo están todavía muy ligados a dar el pecho a mis pequeñas.
Mi realidad ha sido la que explicaré a continuación, lo cual significa que es una elección personal en base a nuestras circunstancias y nuestra manera de criar y amar a nuestras hijas. Cada familia elige lo que siente y lo que prefiere, y con mi historia me gustaría difundir los beneficios de la lactancia materna. Es bien conocido que existen muchísimas mujeres sobre todo en Occidente que no se sienten bien con la lactancia materna, que lo intentan y no fluye, sufren, intentan conciliar con su trabajo y les resulta muy pesado. Cualquier elección será siempre la más adecuada siempre que la familia así lo considere y se sienta feliz. Eso está clarísimo para mi.
Todo empezó cuando nació Abril hace justo 4 años y yo sabía que quería darle el pecho. Nada más. No sabía nada más porque no había sentido la necesidad de leer. En las clases de preparación al parto hablarían de la lactancia, pero no llegué porque parí antes de esas clases. Solamente había sentido que quería hacer las cosas de un modo natural, sensible, y siguiendo mi instinto maternal del modo más consciente y real posible. Mi cuerpo me decía que una mujer paría y su cuerpo respondía con pechos con leche para nutrir, alimentar… y conectar con el bebé.
Para mi dar el pecho desde el primer día ha sido un descubrimiento innato del poder de mi cuerpo, del poder de las mujeres, y por lo tanto, un acto de empoderamiento. Ser capaz de estar con ella, de ver cómo crece gracias a mi alimento, de ver cómo se calma gracias a mi contacto y mi pecho, me parece algo maravilloso, mágico, casi una ilusión.
Tuve suerte, o genética, o paciencia y calma, pero verdaderamente he pasado pocos malos ratos de lactancia materna. Siempre he tenido claro que los beneficios eran más que los perjuicios. Tener niños/as amamantados por sus madres para mi supone tener niños/as sanos, con el alimento más equilibrado y natural que existe. Supone ayudar a los/as niños/as a tener un sistema inmunológico más fuerte. También significa prevenir la obesidad. Favorece una buena digestión, pues no conozco bebés de leche materna con problemas para evacuar.
Para la madre dar el pecho significa continuar el proceso natural de reproducción, te recuperas mejor durante el puerperio, también se asocia amamantar con un menor riesgo de cáncer de mama, favorece el descanso y el contacto físico con el bebé, y sin duda alguna, para mi ha supuesto un refuerzo positivo de mi autoestima gracias a la connexión que he tenido con mis hijas. Les reconforta tanto mamar que yo me siento bien por esa relación exclusiva que tengo con ellas.
NATURALIZAR LO HUMANO
Ahora bien, que yo viva una lactancia materna muy satisfactoria durante 4 años con 3 hijas no significa que el camino haya sido siempre de rosas. Sin duda alguna, como os podéis imaginar, ha habido en el camino algunos inconvenientes que he tenido que ir resolviendo como buenamente he podido.
Existen varios factores que para mi son la clave para que la lactancia materna funcione: la autoestima de la madre, la genética de la madre y el hijo/a, el apoyo de la pareja, y… el apoyo recibido en hospitales y centros de salud (matronas, ginecólogas/as, pediatras, etc.) y la rumorología de la calle. Si me pidiérais que me quedara sólo con 1 o 2 de estos puntos clave porque va a llegar una Diosa Divina que lo va a resolver por arte de magia, me quedaría con los dos últimos.

Abril recién nacida, en marzo de 2012
El primer día que volví a casa del hospital con mi primera hija flipé con la subida de la leche, como tantas otras mujeres. De no ser por Rosa, mi matrona durante las clases de preparación al parto, todavía estaría peleándome con un sacaleches que me compré a la desesperada en una farmacia sin tener ni puñetera idea de que ésa no era la solución para mis pechos.
En el hospital, con mi segunda hija recién nacida, sentí que si mi primera hija quería el pecho debía darle, no lo veía mal. De no ser por mi seguridad, no lo hubiera hecho porque varias personas del personal sanitario que entraba en mi habitación me dijo que le estaba quitando el calostro a la bebé. La gran suerte que corrí fue que justamente darle el pecho a mi hija mayor me ayudó enormemente en la subida de la leche.

Lluna recién nacida, en noviembre de 2013
Abril, mi hija mayor, dejó de tomar prácticamente todo tipo de comida sólida cuando nació Lluna (relato en el blog Som la llet de Alba Padró). Abril tenía 20 meses. Estuvo así 1 mes entero. De no ser por Julio Basulto, hubiera terminado peleándome con mi hija todos los días. Al final confiamos en lo que él contaba en una entrevista y no hicimos caso a abuelas, yayas, educadoras, amigas/os y demás personas de nuestro entorno.
Mi segunda hija tenía reflujo, lloraba desconsoladamente, y me tenía aburrida de cambiarle la ropa entera por vómitos y demás. Gracias a mi instinto maternal y a la confianza que tenía en mi misma por mi experiencia anterior, continué dándole el pecho con normalidad a pesar de varios comentarios de que quizá mis pechos no eran lo que mejor le iban a la niña.

Abril, con 20 meses, y Lluna, con unos días, en noviembre de 2013
Mi pareja y yo, diría que más mi pareja, nos quedamos un poco sorprendidas cuando nos dieron el papel de alimentación complementario típico que te da la pediatra en la revisión de los 4 meses. A partir de los 6 meses cereales con leche artificial o leche materna, rezaba.
Con mi segunda hija la pediatra me dijo que “darle cereales cocidos a mi hija, tipo arroz, quinoa, avena… sin mezclarlos con leche artificial le hacía vomitar. Porque comer arroz blanco lo hacen los chinos. Compre leche de bote en una farmacia, en el supermercado no porque a lo mejor le genera desconfianza, mejor en la farmacia, que tienen sabor a vainilla y eso a los niños les encanta”. Me quedé boquiabierta y a penas le respondí. Se suponía que era la doctora con mejor ojo clínico del pueblo.
(Y un largo etcétera)

Lluna, con 2 años, y Aran, con unos días, en noviembre de 2015
El día que centros de salud, hospitales, especialistas y personal sanitario de todo tipo de apoyo de verdad, con amor, a una pareja que acaban de ser madres/padres, con conciencia de los beneficios que tiene de verdad la lactancia materna, dejaremos de hablar de este tema en la sociedad y en la bloguesfera.
La sociedad debería naturalizar lo humano y dejar de dar consejos y opinar sobre lo que no le incumbe. Ahí las mujeres dejarán de sentirse culpables, mal, fracasadas, insatisfechas… y lograrán que la lactancia materna sea una experiencia de empoderamiento y connexión con su bebé insuperables.
Marta
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Gloria Colli
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